Según un informe de la FAO, (organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), la ganadería genera más gases de efecto invernadero (18%) que el sector transporte. También, degrada el suelo.
Debido a que la humanidad consume cada vez más carne y productos lácteos, aumentan las explotaciones ganaderas, dedicando más superficie a pastizales donde antes había bosque. Así pues, incrementa la deforestación y la erosión.
El sobrepastoreo afecta al ciclo del agua y la producción de forraje obliga a desviar importantes cantidades de agua.
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