domingo, 8 de abril de 2018

SOCIEDAD TRADICIONAL NO MODIFICADA


SOCIEDAD  TRADICIONAL  NO MODIFICADA

¿Qué  es una sociedad?
  Las  relaciones entre personas dan origen  a diversas formas de organización  social, que pueden ser grupos como la familia, el pueblo, la ciudad, la nación o la comunidad internacional, o instituciones como la escuela, la iglesia, ....
  Al conjunto de todas estas organizaciones sociales -grupos e instituciones- se le  llama sociedad.
   La sociedad es un conjunto de individuos que tienen relaciones de interdependencia  y que reunidos en grupos de diversas dimensiones  y distintos significados, integran un grupo mayor .
 Características  de la sociedad
Las personas de una sociedad forman una unidad demográfica, es decir, se pueden considerar como una población  total.
Las sociedades existen dentro de una zona geográfica común.
Están constituidas por grandes grupos que se diferencian entre sí por su función social.
Sus integrantes tienen una cultura común.


SOCIEDAD TRADICIONAL

 Organización política conservadora, basada en creencias religiosas o valores tradicionales, generalmente con un sentido patrimonial del gobierno y de la administración; organización nacional inexistente o incipiente, con fuertes tensiones entre el poder central y los poderes locales; carencia de desarrollo científico-tecnológico autónomo; economía predominantemente rural, con un alto nivel de pobreza general y una alta concentración de la riqueza en pocas manos; analfabetismo generalizado; muy escasa movilidad social, bajo nivel de esperanza de vida, alta morbilidad, alta natalidad y alta mortalidad infantil, baja intensidad de las comunicaciones, presencia pasiva en el mercado internacional de productos primarios, y receptora de las decisiones políticas internacionales. 
  
   Economía  predominantemente rural.

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   Un  alto  nivel  de pobreza.


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   Importancia  de la familia y de los roles  sociales.


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   Ocupan un lugar destacado las tradiciones.


La cultura popular tradicional constituye motivo de participación comunitaria, donde emergen valores, tradiciones, memoria histórica, costumbres, que pasan de generación en generación para convertirse en verdadero patrimonio, como conjunto de experiencias tiene una forma de asimilación no académica. Es importante destacar el papel que juega el imaginario popular donde se va ha sedimentar, para ir conformando la memoria histórica en una comunidadnación o región determinada.

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 La cultura popular tradicional como mecanismo de consecutividad es de suma importancia en la formación, desarrollo y preservación de los valores identitarios. Esta deviene medio, espiritual y material del conocimiento de la historia, la identidad y de reconocimiento de cada individuo o comunidad humana con su cultura. Es por ello que la conservación de las costumbres, hábitos, formas de vida, puede lograrse a partir de una mayor concientización en la comunidad y en los actores sociales que a él se encuentran vinculados, para la auto realización de la comunidad desde la potenciación de la cultura como factor del desarrollo. En este sentido resultan esenciales la enseñanzapromoción y aplicación de acciones para educar a la comunidad en una cultura de amor por mantener sus tradiciones.


En la acción transmisora de las tradiciones populares prevalece la imitación y la continuidad, lo que constituye una sistematización, en la forma de comportarse, en el lenguaje, adornos, cantos recetas culinarias, medicina popular, costumbres funerarias, tecnologías, arte y cuantos valores tipifican en un momento histórico dado y un contexto determinado.


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Entre las costumbres funerarias ...

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Las sociedades tradicionales se comparan frecuentemente con las sociedades modernas e industriales. En muchos sentidos, ambos tipos de organizaciones sociales presentan características totalmente opuestas. 

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ENTREVISTA CON EL CIENTÍFICO JARED DIAMOND

«Las sociedades tradicionales educan mejor a sus hijos y cuidan más a sus mayores»
-¿En qué áreas nos pueden enseñar más las sociedades tradicionales?

-En todos los ámbitos de la actividad humana porque las miles de sociedades tradicionales son como miles de experimentos de cómo se pueden llevar una sociedad. Ellos hacen las mismas cosas que nosotros, tienen hijos, los educan, comen, envejecen, enferman, se enamoran, hablan, discuten, tienen una religión y finalmente mueren, como todos. Nuestra sociedad es más fuerte, tenemos tecnología y armas avanzadas, ellos no tienen eso. Pero el hecho de que nuestras armas sean más grandes que las suyas no significa que nosotros sepamos mejor cómo educar a nuestros hijos. Nosotros podemos aprender de ellos en todos los aspectos de la vida humana. Personalmente, los que más me han influido a mí son: cómo educan a sus hijos, cómo abordan la vejez, cómo se mantienen sanos, cómo están en alerta ante el peligro, cómo aprenden idiomas y cómo resuelven sus conflictos.
-¿Y en qué aspectos nuestra sociedad es más fuerte que una sociedad tradicional?
-En las sociedades tradicionales, mucha gente pasa hambre. Nosotros tenemos más seguridad alimentaria (yo sé que voy a comer tres veces al día) porque acumulamos más alimentos y los obtenemos de superficies más amplias. Más ventajas: normalmente no morimos de enfermedades infeccionas porque tenemos médicos. La vida es menos peligrosa para nosotros, no debemos preocuparnos del hambre, de árboles que nos puedan caer encima, de las guerras tribales. Somos más ricos materialmente y eso significa que, por ejemplo, podemos coger un avión y recorrer 9.000 kilómetros, mientras el guineano medio nunca en su vida viajará 10 kilómetros más allá de su aldea. Tenemos más posibilidades de viajar y tenemos vidas más largas. Quizá esa es la razón por la que yo vivo en EE UU y visito Nueva Guinea y no al revés (risas).
-¿Usted cree que un miembro de la tribu Dani de Nueva Guinea, si pudiera, se cambiaría por un occidental y saldría ganando?
-Es una pregunta compleja e interesante. Los nuevaguineanos ven inmediatamente las ventajas materiales que tiene la vida occidental. En una zona donde la pluviometría puede ser de más de 700 centímetros anuales, entienden que tener un paraguas está muy bien. También ven lo ventajoso de un cuchillo de metal y no de piedra. Aprecian que la medicina puede curar y también se dan cuenta de que la existencia de un estado previene la guerra. Además, observan las ventajas de la ropa en lugar de estar expuestos al sol desnudos y consideran que tener escuelas para enviar a sus hijos es algo bueno. Ahora bien, también reconocen las desventajas. En su pueblo, viven rodeados de sus familiares y sus amigos y descubren que si viven fuera, se sienten solos, no tienen a su gente, que les protege y les entiende. Por eso, muy pocos nuevaguineanos se van de Guinea de forma permanente. La mujer a la que dedico el libro es una nuevaguineana de las Tierras Altas que fue embajadora de Papua Nueva Guinea en EE UU. La conozco desde hace 25 años y siempre ha tenido dudas sobre dónde vivir. Hay cosas que le gustan de EE UU, como por ejemplo, sentarse en una cafetería en Washington y ver que nadie viene a molestarla, que nadie le dice: ‘Ayúdame con mis problemas, soy pariente tuyo, consígueme un trabajo’. Le gusta el anonimato, pero ese anonimato tiene un precio: no tienes a tus amigos y parientes cuando los necesitas. No hay ninguna sociedad que sea mejor en todos sus ámbitos. Sí, tenemos muchas cosas, pero en muchos aspectos, ellos educan mejor a sus hijos, resuelven mejor sus problemas y cuidan más a sus mayores.
-¿Y a usted le gustaría cambiar su vida y vivir en Nueva Guinea?
-En Estados Unidos tenemos una expresión: ‘votar con los pies’. Yo he votado con mis pies. Me encanta ir a Nueva Guinea, y cuando regreso a Los Ángeles, me deprime la contaminación. Pero pese a todo, prefiero vivir en Los Ángeles. Tengo un trabajo que me permite trabajar, viajar, tengo medios materiales… Si me viera forzado a ellos, sobreviviría en Nueva Guinea, pero nunca he considerado esa posibilidad. Mi país es EE UU, mi familia vive en EE UU, me gusta el estilo de vida norteamericano. Mi universidad tiene muchos libros sobre Nueva Guinea y en Nueva Guinea, en general, hay pocos libros (risas).
Conflictos lingüisticos
-¿Cuántos idiomas habla usted?
-En un momento determinado, llegué a hablar 13 idiomas. Pero ahora he perdido el español o el ruso, por ejemplo. Ahora puedo dar discurso en cuatro idiomas: inglés, alemán, italiano y en un idioma de Nueva Guinea. Me encanta aprender idiomas. En Nueva Guinea hay mil lenguas diferentes y me parece precioso.
-Usted es un gran defensor de las lenguas. ¿Teme que las lenguas desaparezcan?
-Miedo no es la palabra adecuada, pero la realidad es que las lenguas están desapareciendo. De los 7.000 idiomas que hay en el planeta, uno desaparece cada semana. El trabajo obliga a aprender determinados idiomas. Los niños quieren aprender el idioma del resto de sus compañeros, no el idioma de sus padres. El otro día cené con una mujer de Myanmar que a los 8 años viajó a EE UU y olvidó el birmano porque para ir a trabajar a EE UU necesita inglés, no el idioma de Myanmar, porque este ya no le sirve para nada. Eso es lo que ocurre en todo el mundo con las lenguas minoritarias.
-En España existe un conflicto lingüístico. ¿Qué deben hacer los gobiernos?
-No puedo decirle a nadie lo que hay que hacer en España, pero sí puedo explicar lo que han hecho otros países europeos que tenían lenguas minoritarias. En algunos casos, los hablantes de estas lenguas defendían su propia cultura, la independencia de su territorio y llegaban a tirar bombas. Un inciso: eso también ocurrió en el País Vasco. Pero en fin, en algunos casos se hizo mal y en otro bien. En Suiza se hizo bien. Ellos tienen cuatro lenguas: italiano, francés, suizo-alemán y romanche. La Constitución suiza establece que hay cuatro idiomas y aporta dinero para mantener los cuatro. Además, establece que debe haber en el Parlamento una serie de escaños determinados para cada una de las regiones donde se hablan los idiomas. Y Suiza no ha tenido una guerra civil desde 1840. Otro buen ejemplo, Holanda. La lengua principal es el holandés pero hay otro idioma, el frisio. Hace 200 años los holandeses querían expulsar a los frisios, pero luego el Gobierno holandés se dio cuenta de que esto era algo estúpido. Cambio su postura y dijo: nos encanta el friso. Vamos a poner los dos idiomas en las calles, vamos a abrir canales de televisión y una editorial que publique libros en friso. ¿Qué ocurre ahora? Que no hay tensión entre unos y otros. En España existen esos problemas con los catalanes y con el euskera y en el pasado el Gobierno español no era muy empático con las culturas vasca y catalana, pero Cataluña tiene su propia identidad y se sienten seguros con su cultura. Habría que conseguir que la gente del resto de España también se sintiera cómoda.
-Entonces, ¿una solución podría ser que el resto de los españoles aprendiera siquiera nociones de catalán o vasco?
-Si uno se va a vivir en Barcelona o Bilbao, sí, porque se haría un favor a sí mismo. Pero si se va a quedar en Madrid, seguro que tiene que hacer cosas mejores en su vida. No, habría que buscar otras ideas.

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